s谩bado, 16 de enero de 2010

Saber dar (una historia bonita para desearos feliz fin de semana)



El hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distra铆damente. Una ni帽ita se aproxim贸 al negocio y apret贸 la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos de color del cielo brillaban cuando vio un determinado objeto.
Entr贸 en el negocio y pidi贸 para ver el collar de turquesa azul

"Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien", -Dice ella.

El due帽o del negocio mir贸 desconfiado a la ni帽ita y le pregunt贸:

-¿Cu谩nto dinero tienes?

Sin dudar, ella sac贸 del bolsillo de su ropa un pa帽uelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Los coloc贸 sobre el mostrador y dijo feliz:

"¿Eso alcanza?"

Eran apenas algunas monedas que ella exhib铆a orgullosa. "Sabe, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que muri贸 nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumplea帽os y tengo el convencimiento que quedar谩 feliz con el collar, que es del color de sus ojos".

El hombre fue para la trastienda, coloc贸 el collar en un estuche, envolvi贸 con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde.

"Toma, dijo a la ni帽a. Ll茅valo con cuidado".

Ella sali贸 feliz corriendo y saltando calle abajo.
A煤n no acababa el d铆a, cuando una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entr贸 en el negocio. Coloc贸 sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indag贸:

"¿Este collar fue comprado aqu铆?

"S铆 se帽ora".

"¿Y cuanto cost贸?

"Ah!", - habl贸 el due帽o del negocio-, "El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente".

La joven continu贸:

"Pero mi hermana ten铆a solamente algunas monedas. El collar es verdadero ¿No?. Ella no tendr铆a dinero para pagarlo".

El hombre tom贸 el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cari帽o, coloc贸 la cinta y lo devolvi贸 a la joven.

"Ella pag贸 el precio mas alto que cualquier persona puede pagar.

ELLA DIO TODO LO QUE TENIA"

El silencio llen贸 la peque帽a tienda y dos l谩grimas rodaron por la faz emocionada de la joven en cuanto sus manos tomaban el peque帽o envoltorio.

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